jueves, 30 de octubre de 2014

Zainketaren arriskuak

Yo cuido, tu cuidas, ella cuida, nosotras nos descuidamos. Por qué cuidar es peligroso para la salud de las mujeres

Pilar Pascual Pastor
Pilar Pascual Pastor
Al hablar sobre el hecho de cuidar a los demás pensé que debía aprovechar la ocasión para explicar el mensaje tramposo que encierra esta aparente acción positiva tal y como está configurada en nuestra sociedad patriarcal
Para entender el sentido de mis argumentos partiré de las siguientes premisas:
– Los seres humanos necesitamos cuidados específicos en momentos concretos de nuestra vida.
– El desarrollo humano, a lo largo de la vida, es de mejor calidad si está rodeado de cuidados recíprocos de unos seres humanos a otros.
– Cuidar se refiere a acciones como dar nuestro tiempo y esfuerzo a los demás, satisfacer necesidades de otro (emocionales, físicas, biológicas…), estar pendiente, atender, velar por, vigilar, encargarse de, estar alerta, estar en todo, no perder de vista,…
Este planteamiento de partida hace imprescindible preguntarse a quién se le adjudica esta demanda social que significa cuidar.
Hasta ahora el cuidado se ha adjudicado a las mujeres apelando a argumentos de todo tipo, desde los fundamentados en la tradición hasta los pseudocientíficos que defienden, por ejemplo, que la capacidad de engendrar implica también la facultad de criar, o que existe un instinto genético maternal, o una superior habilidad innata en las mujeres para el cuidado. Podemos observar que, bajo estas “amables” razones, se traslucen las verdaderas causas de la adjudicación del trabajo de los cuidados a las mujeres. Por un lado, apoyan la necesidad del mantenimiento de la organización familiar tradicional y, por tanto, las incontables tareas de cuidado que realizan las mujeres de forma gratuita. Por el otro, el sometimiento de las mujeres a una posición de subordinación en la que se les adjudica sin justificación esta tarea interminable y de valor secundario, frente a la adjudicada al hombre situado en una posición de dominación y poder.
En mi experiencia profesional, en el trato con mujeres he ido comprobando que este mandato social de género, que es cuidar, se convierte en una verdadera trampa, para ellas, cuando pretenden introducirse en otros espacios que favorecen su autonomía vital sin cambiar un ápice el cumplimiento de las tareas de cuidado que les adjudicaron -y que han ido asumiendo sin cuestionar-. Una autoexigencia rígida, necesaria para poder abarcar al tiempo todos los roles impuestos, está debajo de la mayoría de los malestares psicológicos de las mujeres actuales; con el agravante de que casi ninguna mujer percibe que esta sobrecarga sea el verdadero problema. Su objetivo es no fallar en nada, encontrar la fórmula mágica para poder con todo sin sentirse mal. Sin embargo, se olvidan de tener en cuenta sus propias necesidades individuales, que permanecen en un estado de letargo hasta que su insatisfacción provoca el malestar.
“… Es que no entiendo a algunas de mis compañeras cuando en una noche de guardia en el juzgado y antes de ir, pongamos por caso a un levantamiento de un cadáver, se ponen a llamar a sus maridos para ver si les han dado la cena a los niños o les han duchado o acostado; …a algunas las oigo enfadarse con ellos porque, en vez de darles la cena sana que ellas habían dejado preparada, han decidido llevarles a un Burguer a comer basura,… [1]
¿Qué es lo que ocurre para que una mujer no pueda desconectar, sea tan exigente, no se fíe de los criterios de los hombres o no permita que éstos asuman sus responsabilidades? Y, además, ¿por qué al liberarse del mandato de cuidado no puede concentrarse y motivarse al cien por cien en su tarea profesional o personal?
Veamos ahora cómo las claves educativas que reciben las mujeres son el vehículo por el que interiorizan, o mejor se les “inocula”, el mandato del cuidado hacia los demás por encima del cuidado a sí mismas y cómo este hecho provoca efectos perniciosos en su salud.
En las distintas etapas de la vida, las mujeres van aprendiendo cómo tienen que comportarse siendo niñas, adolescentes o jóvenes para sentirse aceptadas a través de la mirada de los demás, que son quienes las evalúan y juzgan. A diferencia de los varones, una mujer será valorada, en mayor medida, por sus cualidades emocionales, estéticas y de atención al otro y al entorno. Desde su nacimiento se las juzgará y criticará por su cuerpo, su estética, su bondad (es tan buena y obediente…, no molesta nada…, da gusto con ella…), saber estar, no llamar la atención, estar pendiente de los otros, o por ser capaz de empatizar, de controlar la rabia, la agresividad o el enfado (compórtate, no grites, te van a tomar por una loca). Estos mensajes se convertirán en sus señas de identidad. Si nos fijamos, todas estas cualidades tienen sentido sólo si tienen la función de beneficiar a un “otro”; son las cualidades de la perfecta cuidadora “eficiente, abnegada y que no se queja”.
Las mujeres aprenden en seguida que para ser aceptadas y queridas han de estar disponibles para los demás
Las mujeres aprenden en seguida que para ser aceptadas y queridas han de estar disponibles para los demás (ser para los otros) e interiorizan la falsa creencia de que “estar bien con los demás es estar bien con una misma” (falsa autoestima). Es decir, aprenden a cuidar a los demás para autoestimarse y para dar sentido a su vida. Este es el motivo por el que la mayoría de las mujeres dan tanta importancia al bienestar afectivo, a ser plenamente aceptadas por amistades, parejas, hijos, hijas o familia. Tener un conflicto con personas cercanas puede llegar a desestabilizar el día a día, a desconcentrarles de otras tareas relacionadas con la autonomía, hasta convertirse en dependientes “patológicas” de los afectos de los demás.
El propio hecho de volcarse en esta tarea para poder sentirse bien les coloca en una posición de subordinación en la que las relaciones se establecen a través de la sumisión. Se busca la aceptación y, de este modo, se anteponen las necesidades de los demás para caer bien, para que las quieran y las necesiten, para hacerse imprescindibles. Las mujeres se convierten en expertas observadoras de los gustos, necesidades y placeres de los otros y en peores observadoras de los suyos propios. Al dar a entender que conocen y satisfacen las necesidades de los demás, mejor que ellos mismos, están transmitiendo también que abusar de su tiempo y esfuerzo está permitido, que es parte del juegoque tienen poder sobre ellas y que pueden llegar a ejercerlo incluso a través de la exigencia, el chantaje, el no respeto y la violencia, si ello fuese necesario. Además, al estar “mal vistas” las expresiones emocionales de enfado, rabia y agresividad en las mujeres, se reduce la posibilidad de decir no, de quejarse de lo que no es aceptable o, lo que es igual, de expresar quiénes son y cómo desean ser tratadas (asertividad). En fin, un verdadero sinsentido que les hace ser vulnerables al abuso y al maltrato.
Por otro lado, mientras están pendientes de todas estas cosas y dejan que su bienestar fluctúe entre lo bien y lo mal que les vayan las relaciones, están dejando de hacer algo verdaderamente saludable, como es dedicar el tiempo y el esfuerzo necesarios a la construcción de su propia autonomía. Es decir, están dejando de conocerse a sí mismas, de saber cuáles son sus cualidades y de desarrollar sus propias competencias. Están perdiendo oportunidades de probarse, arriesgarse, equivocarse y medir sus posibilidades, porque sólo con la experiencia de una misma se conseguirán la confianza y la seguridad necesarias para sentirse bien, con independencia de cómo estén con los demás, que es el fundamento de la verdadera autoestima.
“La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Afecta a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima [2]”.
Muchas mujeres, que han dado prioridad a los cuidados familiares, ven romperse su mundo cuando las condiciones de vida cambian (separaciones, crecimiento de hijos e hijas, estancamiento profesional,…). Entonces no saben quiénes son, qué quieren hacer con sus vidas o cómo autosatisfacer sus necesidades. Independientemente del grado de desarrollo autónomo conseguido por cada mujer, a veces salta el conflicto y la duda entre su “ser para los otros” y su “ser para sí misma”. Y surge el malestar e incluso la depresión, bien porque se siente culpable por no ser buena cuidadora, bien porque no es capaz de dejar espacio a sus ansias de autonomía.
A modo de conclusión a estas reflexiones sobre el cuidado y su adjudicación social, es necesario reivindicar que el cuidado no tiene género, que debe ser adjudicado a hombres y mujeres por igual y que hay que estar muy alerta a los vaivenes económicos porque, en tiempos de crisis como el actual cuando se recortan los recursos que cubrían parte de estos cuidados, se vuelve a sobrecargar a las mujeres porque esto es lo que el sistema patriarcal dicta.
Parece imprescindible que las mujeres nos cuestionemos nuestra manera de cuidar porque, antes o después, este hecho pasará factura a nuestra salud y nuestro bienestar. Hemos de modificar nuestra postura ante el cuidado, analizar por qué tenemos tanta “necesidad de cuidar” y, sobre todo, qué estamos dejando de hacer por y para nosotras mismas mientras cuidamos a los otros. En muchas ocasiones nos puede el miedo a no saber quiénes somos individualmente, miedo a enfrentarnos a nuestras propias necesidades, esas que tanto nos cuesta satisfacer, porque no sabemos siquiera reconocerlas. Simplemente nos falta práctica, escucharnos a nosotras mismas, echar una mirada introspectiva que hemos de afrontar con motivación. Después, poco a poco, a través del poder personal que iremos adquiriendo, irá cambiando nuestra forma de ver a los demás y la de ellos hacia nosotras.
NOTAS
1] Testimonio escuchado a una profesional de un juzgado.
2] Bonet, J. V.
REFERENCIA CURRICULAR
Pilar Pascual Pastor es Licenciada en Psicología, feminista, y especialista en psicoterapia y formación en Género y Salud. Ha trabajado en la atención psicológica de mujeres y fue directora del Centro Asesor de la Mujer de Alcalá de Henares. En la actualidad ocupa el puesto de Coordinadora Terapéutica del Espacio de Salud Entre Nosotras y se encarga de tareas de consultoría, formación, divulgación y comunicación para la Asociación de Mujeres para la Salud. Ha escrito diversos artículos y es coautora del libro “La Psicoterapia de Equidad Feminista” de reciente publicación.

Muturreko feministen zortzi biografia bildu ditu Itziar Zigak azken liburuan

Atalak: Gizartea.ARGIA

Liburuko emakumeek genero zapalketaz gain beste hainbat zapalketaren kontra egin dute.
Liburuko emakumeek genero zapalketaz gain beste hainbat zapalketaren kontra egin dute.
Malditas. Una estirpe transfeminista (Txalaparta) liburuan feminismoaren bazterretatik ekarpenak egin dituzten emakume aktibisten bizitzak bildu ditu Itziar Ziga kazetariak.
Feminismoaren korronte nagusia edo korronte nagusiak albo batera utzi eta muturretako mugimenduak aztarrikatzea du gustuko Zigak (Errenteria, 1974). Erdiguneko diskurtsoak ahoan ez dituztenak, boterearen erdian ez daudenak, interesgarri egiten zaizkio kazetariari, feminismoaren ikuspegi erradikalena lehenesten du. Zigaren ustez, badira borroka feministari bizitza eskaintzeaz gain, era guztietako zapalketak bistaratzen saiatu diren emakumeak eta haiei egin die tokia liburuan. Ondokoak dira aukeratutako feministak: Valerie SolanasSojourner TruthSylvia RiveraLouise Michel,Annie SprinkleOlympe de GougesKathleen Hannaeta Laura Bugalho.

domingo, 19 de octubre de 2014

FILME FEMINISTAK (II)

Películas feministas de la historia (parte II)

Por Pamela Muñoz Martínez

Diversas mujeres han hecho escuchar su voz en el tiempo para reivindicar los derechos y la posición del género en el discurso y la práctica de cada nación. El feminismo existe desde la búsqueda de la equidad en las diferencias, y representa uno de los movimientos sociales más significativos por abrigar las acciones y diversidad de las mujeres quienes buscan mejorar su calidad de vida a través de la inclusión de la figura femenina en las decisiones que repercuten en todos los ámbitos de la vida social.
Filósofas, antropólogas, historiadoras, artistas, escritoras, entre otras han sido las mujeres encargadas de sacar a flote el movimiento feminista, que nada tiene que ver con el mujerismo (el activismo que proclama la superioridad de las mujeres frente a los hombres, término acuñado por la investigadora Marta Lamas), sino con el reconocimiento de lo femenino en medio de un mundo, aún, dominado por los hombres.

A continuación presentamos la segunda parte de una serie de películas de temática feminista:
11. Reza para que el diablo regrese al infierno, Gini Reticker
Es la extraordinaria historia de un grupo de mujeres cristianas que se levantó en armas, y que debido al coraje de sus convicciones, se unieron en una guerra civil para poder llevar la paz a su país. Gracias a las acciones de estas mujeres es que se logró el exilio de Charles Taylor y la elección de Ellen Johnson Sirleaf, la primera mujer jefa de estado en África.

reza para que el diablo regrese
reza para que el diablo regrese
12. El color púrpuraSteven Spielberg
Esta es la historia de una joven de color llamada Celie; tiene 14 años y está embarazada de su propio padre. Celie está obsesionada con aprender a leer, y aunque su padre es quien se lo prohibe, ella se empeña en lograr su objetivo. Es a través de la lectura que Celie logra descubrir el mundo y encontrar su lugar en la sociedad.

el color purpura
el color purpura
13. Te doy mis ojos, Icíar Bollaín
Una mujer huye de su casa junto con su hijo debido al maltrato que recibe de su esposo. La película muestra el drama que viven las mujeres quienes sufren de violencia doméstica, y analiza la relación de pareja en la que la mujer es una persona sometida bajo los instintos del hombre, como los celos, las frustraciones y las inseguridades personales.

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te doy mis ojos
14. ¿Y ahora adónde vamos?Nadine Labakik
¿Y ahora adónde vamos? Narra la determinación de un grupo de mujeres, de todas religiones, para proteger a su familia y a su pueblo de las amenazas exteriores. Con gran ingenio, unidas por una amistad inquebrantable, estas mujeres sólo tienen un objetivo: distraer la atención de los hombres y hacer que se olviden de su cólera y su indiferencia.

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15. Bravede Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell
Brave narra la historia animada de una joven llamada Mérida, hija de un rey además de una hábil arquera. Mérida decide romper con las costumbres del reino; sus acciones desencadenan el caos y la furia de los involucrados. Esta película enseña que hay que afrontar grandes peligros antes de aprender a tener valentía.

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Brave
16. MujercitasGillian Armstrong
Las hermanas March: Jo, Meg, Beth y Amy crecen cada una en una época difícil: su padre se encuentra peleando en la Guerra Civil de los Estados Unidos y su madre es la que debe sostener el hogar y hacer lo imposible para mantener a sus hijas. También deben pasar por el dolor de ver a una de las hermanas sufrir una enfermedad, por esos años, mortal.

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Mujercitas
17. Las horas, Stephen Daldry
 Esta película se caracteriza por enfatizar la manera en que tres diferentes mujeres resuelven la existencia y los problemas de sus vidas, cómo es que dan sentido a la historia y cómo es que se desenvuelven en sus vidas amorosas. La relevancia de esta película se encuentra en las personalidades de estas mujeres, pues intentan liberarse y tomar decisiones que consideran fundamentales para su existencia, en momentos y lugares diferentes. Una elige la muerte, otra la huida y otra la resignación. Tres caminos diferentes, tres caminos forjados en el tiempo.

las horas
las horas
18. Visión. La historia de Hildegard Von BingenMargarethe von Trotta
 Esta película lleva a la pantalla la vida de Hildegard Von Bingen, una mujer del siglo XII quien encontró entre los muros del convento la luz para avanzar en la teología. Guiada por sus visiones y por un sentido común inusual, se presenta como defensora de los derechos y valía de la mujer, y reconoce al amor sobre otros intereses mundanos.
En su película, Margarethe von Trotta hace hincapié en el aspecto feminista sobre el religioso; resalta la fuerte personalidad de la protagonista frente a las presiones recibidas por los distintos poderes, y recrea un mundo que salía de los temores milenaristas, entregándose a la oración y a la penitencia.

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19. Hanna ArendtMargarethe von Trotta
Esta película está basada en la historia de la filósofa Hannah Arendt, conocida por ser la alumna favorita de Martin Heidegger y por sus estudios sobre el nazismo: Los orígenes del totalitarismo (1951) y Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal (1961). La película se centra en el análisis que Arendt llevó a cabo del juicio al criminal nazi Adolf Eichmann.

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HANNAH-ARENDT

20. Ni Dios, ni patrón, ni maridoLaura Mañá
La película narra los acontecimientos que acompañaron la creación de La voz de la mujer (1896), el primer periódico anarcofeminista de América Latina que distribuyó más de 10 mil ejemplares en calles, talleres y fábricas, y cuyos originales se encuentran en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam. Ni Dios, ni patrón, ni marido cuenta cómo la anarquista Virginia Bolten, junto a la intérprete lírica Lucía Boldoni y un grupo de obreras textiles, se organizaron y elaboraron -reivindicando su libertad de expresión mediante la publicación de un periódico- una herramienta de lucha contra la opresión del patriarcado y el capital, tanto en el ámbito público como en el privado, que promovía la emancipación, el amor libre, la revolución proletaria y la igualdad de derechos entre los géneros, arremetiendo contra la institución del matrimonio y el despotismo.

ni dios, ni patrón, ni marido
ni dios, ni patrón, ni marido
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Filme feministak ( 1)

Películas feministas de la historia
Diversas mujeres han hecho escuchar su voz en el tiempo para reivindicar los derechos y la posición del género en el discurso y la práctica de cada nación. El feminismo existe desde la búsqueda de la equidad en las diferencias, y representa uno de los movimientos sociales más significativos por abrigar las acciones y diversidad de las mujeres quienes buscan mejorar su calidad de vida a través de la inclusión de la figura femenina en las decisiones que repercuten en todos los ámbitos de la vida social.
Filósofas, antropólogas, historiadoras, artistas, escritoras, entre otras han sido las mujeres encargadas de sacar a flote el movimiento feminista, que nada tiene que ver con el mujerismo (el activismo que proclama la superioridad de las mujeres frente a los hombres, término acuñado por la investigadora Marta Lamas), sino con el reconocimiento de lo femenino en medio de un mundo, aún, dominado por los hombres.

brigadistas-revolucionarias

A continuación presentamos la primera parte de una serie de películas de temática feminista, historias de vida de mujeres quienes enfrentaron la guerra de su país, dentro de su hogar o en sí mismas. Relatos autobiográficos e históricos que dan cuenta del contexto de una época distinta pero en la que, desde entonces, se luchaba por obtener un lugar en el mundo.

mujeres

 1. Violeta se fue a los cielos, Andrés Wood
Esta película narra la historia de la artista chilena Violeta Parra, desde su niñez hasta su muerte. Es principalmente un acercamiento a la formación casi autodidacta de Violeta, además de exponer algunas anécdotas sobre su trayectoria. Violeta se fue a los cielos manifiesta las obsesiones, complejos e inseguridades que Violeta tenía como mujer y como artista. La autonomía e independencia de género y la profunda necesidad de retener a un hombre que ya no quería. 
“Escribe como quieras, usa los ritmos que te salgan, prueba instrumentos diversos, siéntate al piano, destruye la métrica, grita en vez de cantar, sopla la guitarra y toca la corneta. Odia las matemáticas y ama los remolinos. La creación es un pájaro sin plan de vuelo que jamás volará en línea recta”.

violeta parra

 2. Historias Cruzadas, Tate Taylor
Esta película narra la historia de tres mujeres de Mississippi durante los años 60 quienes buscan reivindicar y desafiar las normas sociales de la época. Pues además del machismo, estas mujeres también pasaban por un momento de desigualdad y discriminación por ser empleadas domésticas, de clase económica baja y por ser de raza negra. Esta película lleva a pensar sobre la capacidad que tiene el ser humano para provocar cambios.

historias cruzadas

3. Las flores de la guerra, Zhang Yimou
Las flores de la guerra narra las vivencias y las condiciones por las que las mujeres pasan durante una guerra. Además, lleva a explorar de manera íntima la manera en que los diferentes papeles sociales de la mujer interactúan con una sociedad machista y prejuiciosa.

las flores de la guerra
4. Rebelde, Kim Nguyen
Es la historia de una niña de 14 años llamada Komana quien narra cómo fue secuestrada por el ejército y se convirtió en soldado.
Muestra la realidad violenta que viven los niños y las mujeres en la guerra; el reclutamiento y la violación son los recursos de sometimiento. La violencia sexual hacia la mujer es una constante, pues además de prepararlas como espías y guardaespaldas, son víctimas de la esclavitud sexual y forzadas a mantener relaciones que les significan embarazos no deseados y ETS. Un trabajo para demostrar la desigualdad de género en condiciones de guerra.

rebelde
5. La voz dormida, Benito Zambrano
Pepita vive en el campo y viaja a Madrid al enterarse de que su hermana Hortensia está embarazada y en prisión. Hortensia, por situaciones éticas y morales de la época, será juzgada y condenada a muerte. Pepita intentará por todos los medios evitar la ejecución de su hermana, y suplicará que no den en adopción ni internen en un orfanato al hijo de Hortensia.

la voz dormida

6. De tu ventana a la mía, Paula Ortiz
Tres mujeres cuyos destinos se tejen con el hilo que entrelaza sus historias de amor, de fragilidad y de fortaleza. Un retrato de la experiencia femenina de generación en generación. La vida de Inés, Violeta y Luisa gira a tres velocidades en torno a sueños rotos, pasiones escondidas, emociones vulnerables y una fuerte determinación. Un canto a la belleza contra la desesperanza.

de tu ventana a la mia

7. Las 13 rosas, Emilio Martínez-Lázaro 
Esta película es la representación de lo ocurrido el 1º de abril de 1939 con la entrada en Madrid de las tropas de Franco. Muchos republicanos huyeron del país, pero otros casos, como el de un grupo de muchachas, no pudieron; las detuvieron al mes de acabar la guerra. Sufrieron duros interrogatorios policiales y finalmente fueron trasladadas a la cárcel de Ventas. Las 13 jóvenes fueron condenadas a muerte.

las 13 rosas
8. Sylvia, Christine Jeffs
Es la vida de la escritora Sylvia Plath; una película que lleva a entender la naturaleza de la mujer a través de los procesos emocionales y psicológicos de este personaje. El mito de Sylvia se construye entre el machismo y el feminismo; el primero, se cree, sufrido por su esposo, el también poeta Ted Hughes, con quien tuvo dos hijos; el segundo porque aspiró a la libertad y a la independencia de su ser frágil, siempre a través de las letras. Y aunque parezca contradictorio, el mito se entiende cuando, al revisar la vida de Plath, se descubre que siempre tuvo miedo. Siempre tembló ante las inseguridades y la vida que ya le había marcado su padre, una sumisa y perfecta. 

sylvia
9. Katmandú, un espejo en el cielo, Icíar Bollaín
Es la historia de una maestra catalana llamada Laia quien en los años 90 decide mudarse a Nepal para trabajar como voluntaria en una escuela. Después, se irá al barrio Sinamangal, el más pobre de Katmandú, y decidirá crear su propia escuela. De aquí en adelante, Laia creará un proyecto pedagógico para solucionar las problemáticas de estos niños.

Esta película es un claro ejemplo de los logros que pueden resultar gracias a las capacidades y a la sensibilidad de una mujer, y el peso de su participación en la esfera social.

katmandu
10. El patio de mi cárcel, Belén Macías
El patio de mi cárcel es una historia de mujeres presas y excluidas. Narra las vivencias de tres reclusas; una es Isa, una atracadora incapaz de adaptarse a la vida fuera de la cárcel; Dolores, una gitana quien ha matado a su marido, y Rosa, quien se dedica a la prostitución. Esta película pretende mostrar la vida de la mujer en situación de cárcel, las historias por las que pasan y las condiciones en las que viven.

el patio de mi carcel
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jueves, 16 de octubre de 2014

Dependentzia emozionala

Claves para trabajar la dependencia emocional



Ilustración: Erika Kuhn
Ilustración: Erika Kuhn
Por Coral Herrera Gómez.
Las mujeres sufrimos más dependencia emocional que los hombres en nuestras relaciones sentimentales porque la cultura patriarcal nos ha hecho creer que nacemos con un don especial para amar incondicional y abnegadamente. Desde niñas, se nos enseña a darle más importancia al amor y a la pareja que a nuestra autonomía personal. Por eso nosotras, en general, somos las más románticas: desde que somos adolescentes nos pasamos muchas horas imaginando el encuentro con nuestra media naranja, leyendo novelas, hablando con las amigas de nuestros problemas sentimentales, viendo películas románticas, escribiendo cartas y diarios, y viviendo romances intensos.
Con los cuentos que nos cuentan de pequeñas, aprendemos a delegar nuestra felicidad en la llegada del príncipe azul que nos cambie la vida, y ello hace que suframos mucho si no llega, si no es como esperábamos, o si pasado un tiempo decide separarse de nosotras y nos pide que abandonemos el  palacio. Nos enseñan a temer la soledad, y nos dicen que sin amor no somos nada, por eso dedicamos  mucho tiempo y energía en encontrar pareja. Por eso, también, cuando la tenemos tememos perderla y nos aferramos a ella como si fuese una botella de oxigeno, indispensable para nuestra supervivencia.
La dependencia emocional, entonces, se aprende a través de la socialización y la cultura, y se fortalece con la dependencia económica, los miedos e inseguridades personales, y la soledad. Cuanto más solas estemos, más necesitaremos una pareja. Y esa necesidad tiene sus peligros, por ejemplo, elegir un compañero que no sea una buena persona o con la que sea imposible construir una relación amorosa sana y equilibrada. O permanecer años en una relación que no te hace feliz. O auto engañarnos pensando que en algún momento nuestro amado cambiará, mejorará, o volverá a amarnos como al principio. O vivir con un miedo permanente a que nos dejen, o con unos celos arrasadores que nos amarguen la vida, o perder la personalidad propia para agradar a la otra persona, o aguantar situaciones de malos tratos por miedo a quedarnos solas.
La dependencia emocional es una mezcla potente de muchos miedos: miedo a quedarte sola, miedo a no merecer ser amada, miedo al compromiso, miedo a enamorarnos, miedo a la traición, miedo a que nos dejen de querer. El peor de todos ello es el miedo a la soledad, de hecho en casi todas las películas, las protagonistas están solas. No tienen redes de afecto a su alrededor que las ayuden, por eso necesitan príncipes azules. Nunca aparecen con sus madres, hermanas, abuelas, tías, primas, amigas, vecinas…. El aislamiento las hace más vulnerables y más necesitadas de amor, porque su felicidad depende de una sola persona.
El miedo a la soledad nos lleva, en ocasiones, a apresurarnos a la hora de elegir una buena pareja. Es demasiado doloroso enamorarse de alguien y darse cuenta de que no lo conocíamos con profundidad, que nos equivocamos, o que nos engañó, así que es importante que conozcamos bien a la persona, tomarnos un tiempo para poder analizar si la relación que vamos a iniciar merece la pena, para poder saber si la persona que nos gusta tanto realmente es tan maravillosa, si el balance de virtudes y defectos te compensa… Para eso necesitamos la observación, el análisis, y el tiempo para elaborar toda la información que nos llega a través de las palabras y el comportamiento de la otra persona. Necesitamos, también, opiniones externas para contrarrestar nuestra intensidad en el autoengaño, y trabajar con una duda fundamental: ¿es buena persona?, ¿tenemos ambos herramientas para construir una relación bonita?
Otra de las claves de la dependencia emocional es la incapacidad para dejar el pasado atrás, la carga de traumas y carencias que arrastramos desde la infancia. No es fácil, pues algunas de nosotras tenemos que trabajar en ello durante muchos años, o toda la vida, para poder hacer borrón y cuenta nueva. No podemos pedirle al amado que nos cure, o que asuma nuestros problemas o carencias, o que nos proteja de los dolores y los miedos que nos habitan por dentro. El  trabajo tenemos que hacerlo nosotras mismas, el camino hacia la sanación o la superación es nuestra responsabilidad, y tenemos que emprenderlo con alegría, con fuerza, con ganas de liberarnos de todas las cargas del pasado para caminar con ligereza por nuestro presente.
Para evitar la dependencia, es importante también construir relaciones equilibradas, y horizontales. En las relaciones de dependencia, tendemos a situar a la otra persona en un pedestal y a sentirnos inferiores a ella. Somos capaces de sacrificarnos por el otro, tratar de agradarle continuamente, aguantar ciertas situaciones dolorosas, comportarnos con sumisión ante cualquier conflicto. Somos capaces, también, de asumir toda la carga doméstica, de crianza y educación para liberar al otro de sus responsabilidades, sin preocuparos por nuestra salud  y nuestra necesidad de descanso. Somos capaces de renunciar una y otra vez, de ceder siempre o casi siempre, de darle todo el  poder a la otra persona para que permanezca junto a nosotras, para que no haya problemas, para que establezca las reglas del juego amoroso. Pero todo esto tiene un coste, aunque esté invisibilizado, y no nos sirve para construir relaciones igualitarias.
Y ahí entonces nos damos cuenta, de pronto, de que al depender de alguien perdemos parte de nuestra personalidad. Descubrimos que no nos mostramos tal y como somos, aunque se hayan enamorado de nosotras. Al empequeñecernos perdemos atractivo, aunque lo hacemos pensando que así puede que nos amen más. Al entrar en la estructura de la dependencia podemos llegar a transformamos en seres débiles, infantilizadas, victimas y victimistas que mendigan amor y atención, y generalmente recibimos lo contrario, pues el masoquismo de una persona alimenta el sadismo de otra en este tipo de relaciones desiguales.
Cuando perdemos toda nuestra autonomía para que nos quieran más, estamos cayendo en una trampa: pues anularnos como personas no nos hace más sexys, sino más aburridas y predecibles: la gente normalmente se enamora de personas alegres, activas, con iniciativa, con energía vital para moverse por el mundo. Al anularte, eliminas también todo eso que te hace ser tú y que enamora a la gente que te conoce.
La dependencia emocional nos lleva a sentirnos poco merecedoras del amor, por eso surgen los celos y el afán de posesión. Cuanto más inseguras estamos y más complejos tenemos, más necesidad de control tenemos sobre la otra persona. Cuanto más miedo nos posee, más necesidad de aceptación y reconocimiento continuo sentimos. A veces ocurre que nos cuesta creer que alguien quiera permanecer a nuestro lado, a veces nos prohibimos el derecho a disfrutar del amor.Por miedo a no que nos dejen de querer, no podemos ni disfrutar de que nos quieran en el presente.
El amor solo tiene sentido, creo, si nos liberamos de los miedos, y amamos desde la libertad. Un amor no basado en la dependencia es aquel en el que podemos querer sin perder nuestra personalidad, sin renunciar a nuestra autonomía, sin establecer relaciones de dominación y sumisión con la otra persona.
Para poder querer desde la generosidad, el respeto, el cuidado mutuo y el amor profundo tenemos que querernos a nosotras mismas, lo que supone también aceptarnos y trabajar para mejorar lo que no nos gusta de nosotras. Practicar la autocrítica amorosa  consiste en analizarnos con cariño para conocernos mejor a nosotras mismas e identificar las claves de nuestra inmensa necesidad de afecto que nos hacen ser dependientes de las personas a las que queremos.
Siendo consciente de aquello que nos limita a la hora de construir relaciones bonitas, será más fácil trabajar para aprender a relacionarnos desde la libertad y no desde la necesidad, para aprender a disfrutar de la soledad y de la compañía, para disfrutar de la vida tengamos o no pareja.
Otras claves para superar la dependencia emocional:
-Ser tú misma. La gente se enamora de ti, por lo tanto es fundamental que sigas siempre siendo tú. Además, independientemente de que te amen o no, sigues siendo siempre una bella persona y hay mucha gente que te aprecia y te quiere.
- Amar como adultas: tenemos que aceptar y cultivar nuestra autonomía, no delegar responsabilidades propias, no esperar que los demás nos cambien o nos mejoren la vida.   Aprender, en fin, a querernos, a tomar decisiones sin miedo, a respetar los pactos con una misma, a tomar la iniciativa, a equivocarnos, a volverlo a intentar.
- Construye tu relación amorosa con el mismo amor que construirías tu casa si pudieras. Elige un buen compañero, establece unos pactos para la convivencia y el reparto igualitario de tareas y roles, y que las bases de vuestra relación sean siempre el respeto, la igualdad, el equilibrio, y el cuidado mutuo.
-Hazte de vez en cuando estas preguntas: ¿soy feliz en mi relación?, ¿tengo mis espacios y tiempos propios?, ¿cómo resuelvo los problemas con  mi pareja?, ¿estoy acostumbrada a tomar decisiones, o a que mi pareja las tome por mi?, ¿me siento querida?, ¿el intercambio de cuidados y cariño es equilibrado o está descompensado?, y  ¿qué podría hacer para mejorar, cambiar la situación o salir de ella?.
-Aprende a decir no: nadie va a dejar de quererte si te niegas a hacer algo que no te gusta, si expresas una opinión contraria, si no cumples las expectativas sociales, si tomas tus propias decisiones, si defiendes lo que sientes o lo que piensas, si pides respeto hacia tus posiciones. No tienes por qué tener miedo al conflicto: se puede discutir con alguien sin hacerse daño, dialogando, hablando con sinceridad y cariño. Nadie va a dejar de quererte si dices No, si te sales del papel que te habían asignado…
-Atrévete a romper: deja atrás el pasado, acepta las pérdidas, y explora las nuevas etapas que se abren en tu vida. Atrévete a tomar decisiones, y no tengas miedo a los cambios. Solo dejando atrás lo antiguo podremos abrir las puertas y las ventanas hacia lo nuevo, lo que está por venir.
-Aceptar las pérdidas: la gente nos acompaña en el camino de la vida, a veces durante años, a veces menos tiempo, pero nadie recorre con nosotras completamente todo nuestro paso por este mundo. Así pues, aunque es doloroso, es importante seguir caminando, bien sola, o bien acompañada.
- Mejor soltera que mal acompañada: cuando estás en una relación de dependencia te resulta muy difícil pensar que podrías enamorarte de nuevo y encontrar un compañero estupendo. O te cuesta imaginarte sola y feliz porque crees que no puedes valerte por ti misma. Sin embargo, es cuestión de aprender lo que no sabes, y de abrir la mente a una nueva etapa de tu vida. Las relaciones amorosas son para ser disfrutadas, y si estás sufriendo, mejor acabar una relación dañina que permanecer en ella durante años. La soledad es buena también para ordenar ideas, para empezar de cero, para repensarse e inventarse, para fortalecer la autonomía propia, para conectar con una misma. Además, sin pareja siempre es más fácil conocer otra gente para acompañar y sentirnos acompañadas; y es más fácil crear redes de afecto duraderas y diversas.
-Pregúntate de vez en cuando, también: ¿cómo se sentiría tu pareja si lograses aumentar tu autoestima y empoderarte?,¿ si dedicases más tiempo a cultivar tus aficiones, o a cuidar a tu gente querida?, ¿cuál sería su reacción si empezases a decir lo que opinas y sientes sin miedo?, ¿crees que tu pareja sería feliz si te viese feliz, trabajando tu autonomía para no depender tanto de él?, ¿crees que podrías compartir ese proceso con tu pareja, que te respetaría y te animaría a ser independiente?.
-Desintoxicación emocional: de vez en cuando es bueno estar sin pareja, y tomarse vacaciones sentimentales. Piensa en la cantidad de tiempo y energías que se nos van en las relaciones: estos descansos  te vendrán bien para reorganizar tus pensamientos, para estar un tiempo tranquila, o para llevar a cabo grandes proyectos…  utiliza tu energía amorosa para hacer más felices a los demás o a ti misma.
- Solas no podemos: juntas, sí. Rodéate de mujeres, únete para trabajar por la independencia y la autonomía de todas. Llena tu vida  de gente, de aficiones y pasiones personales. Aprende a disfrutar de tu soledad, y de la compañía. Conoce gente nueva, cuida a la gente de siempre. Diversifica afectos y únete a grupos de personas que se juntan para aprender, para compartir aficiones o pasiones, para construir, para luchas por tus derechos, para celebrar la vida.
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